Yo, monero


Finales de abril de 1985, un aviso en la prensa, el azar de una mirada oportuna y la parada del vago quien  no tiene nada que perder, dispusieron el inicio inesperado de una carrera, más bien un trotecito, para materializar una inquietud nebulosa, sin pasión ni talento especial para el dibujo, solo con ganas de decir, de escribir, aún no sabemos muy bien qué hasta llegar a la indefinible categoría de Monero, tal como la asignó Astrid, siempre tan acertada.

Han sido 33 años de caricatura diaria editorial en el Diario "El Informador" de Barquisimeto - más once mil cartones, varios años dos diarias, varios años  de lunes a domingo- como ejercicio central. Ha sido una experiencia increíble. Sobre todo que me pagaran, poco, por ello. A ellos sumamos colaboraciones, ensayos fallidos y divertimentos no publicados hasta hoy. Todos resultado de la locura de llegar a creer que se servía para eso.

Desde mediados de 2018, gracias al triste papel de quienes prensan a la prensa impresa, pues hemos seguido a través de las redes sociales @elmurodedaniel en Instagram y en Twitter, con intermitencias, como si fuéramos eléctricos. 

Así queda a vuestra disposición a través de las etiquetas de allí abajo una muestra amplia de la tinta y el creyón de cera. Ese mismo que se usaba en las carnicerías para poner el precio en el paquete. Mi favorito, así de pirata es uno.